Entrevista ofrecida para El Periódico del Azulejo
El gerente de la empresa Munné i Munné analiza la actualidad del sector y la trayectoria de la compañía especializada en suministro y asesoramiento de todo tipo de materiales de construcción en las localidades de Sant Feliu de Codines y Moià, en la provincia de Barcelona
Munné i Munné es una veterana compañía de materiales para la construcción con sede en Sant Feliu de Codines y Moià (provincia de Barcelona). Su gerente, Jordi Munné, detalla al Periódico del Azulejo en la siguiente entrevista el valor que otorgan sus clientes a contar con una nueva exposición de producto como la que han inaugurado recientemente, así como la importancia de ser asociados de Grupo Ibricks.
–¿Cuándo y cómo comenzó la trayectoria de Munné i Munné, cuáles son sus fechas clave y cómo ha evolucionado la empresa hasta la actualidad?
–La empresa la fundó mi padre, Robert Munné, alrededor de 1990 junto con mi hermano. Se dedicaban al transporte y movimiento de tierras. Fue en el 2000 cuando yo mismo empecé con la parte de materiales de construcción que es la que hoy conocemos y con la que estamos trabajando para abrirnos un hueco en el mercado.
–A día de hoy ¿cuáles son sus datos principales en cuanto a instalaciones, número de empleados y ámbito geográfico de actuación?
—La empresa la formamos un equipo de 12 personas y dispone de dos almacenes de materiales: el original en Sant Feliu de Codines, que desde allí servimos en la zona del Vallés y Barcelona y, a posteriori, adquirimos un almacén en Moià en el que actualmente servimos al Moianés y Bages.
–¿Cuántas categorías de producto y número de referencias ofertan y cuáles son las principales marcas con las que trabajan?
—En cuanto a categorías de productos, no te sabría decir y mucho menos en cuanto a referencias, ya que nunca me hubiera imaginado que tocaríamos tantos artículos y los que nos quedan por conocer. Pero todo se centra en la obra en general, ferretería, exposición, azulejos y ahora nos hemos iniciado en el SATE y un nuevo proyecto de cocinas. En cuanto a las marcas que trabajamos, no somos un almacén que se cierra a comprar siempre al mismo proveedor, según la necesidad en cada obra, apostamos por unos u otros.
–Recientemente han culminado la ampliación de su exposición. ¿Qué mejoras supone para sus clientes?
—Bien, siempre habíamos tenido una exposición, lo que habíamos detectado es que movíamos metraje a precios reducidos. Nadie nos decía nada, pero con el tiempo fuimos viendo que costaba hacer obras de más valor. Ahora, con la nueva exposición, estamos ganando en calidad de venta y nos permite llegar a clientes más exigentes y cubrir todas sus necesidades.
–Tras finalizar el ejercicio de 2023 ¿qué balance hacen del año y cómo se traduce el cierre de su facturación??
—La verdad es que no nos podemos quejar de cómo ha ido el año. Hemos cerrado por encima de 2022 a pesar de la poca estabilidad que ha habido en el sector.
–Desde hace casi década y media forman parte del proyecto de Grupo Ibricks. ¿Qué ventaja competitiva les aporta y qué aspectos son los que más valoran entre su catálogo de servicios?
—En cuanto al grupo, creo que hoy en día es necesario formar parte de uno y en su momento Ibricks fue el que más se ajustaba a nosotros, por la libertad que dan y el trato cercano que tenemos. Nos han ayudado a llegar a unos materiales que solos es complicado de lograr y, por otro lado, asesoran y dan ese empujoncito que todos necesitamos a la hora de acceder a nuevos proyectos. Sé que actualmente están creciendo para poder estar al nivel más alto y por nuestro bien tienen que hacerlo, pues el mercado es muy exigente y no te puedes acomodar.
–Recientemente Grupo Ibricks ha hecho efectiva la ampliación de su centro logístico, Ibricks Center, situado en el enclave de la cerámica de Castellón. ¿Qué beneficios les aporta esta instalación?
—Por ahora solo trabajamos la parte de la cerámica. Tienen productos de calidad de buenos fabricantes sin tener una firma conocida a la que me puedan comparar. Por lo demás, tengo que entrar más a fondo en otras tipologías de materiales que van entrando, sí que nos ayudará a llegar a algunos productos que los almacenes pequeños no tenemos suficiente volumen para su compra y así poder ser más competitivos. Lo único que faltaba por mejorar era la logística del transporte y me consta que están trabajando en ello.
–A la hora de hacer un balance del sector, ¿en qué punto se encuentra en estos momentos la distribución de materiales de construcción en su zona y qué tipología de productos son los más demandados?
—El sector de los materiales de construcción no es lo que destaca en mi zona en cuanto a volumen. Nosotros trabajamos en pueblos y aquí no se hacen bloques de pisos ni se construye a gran escala. Se hacen casas o se reforman. Esto nos obliga a trabajar con grandes variedades de productos, cada vez más ecológicos y con más capacidad de aislamiento.
–Y al hilo de la última pregunta. ¿Cómo es su perfil de cliente y qué factores cree que valora más al acometer una compra?
—En nuestro caso, nuestro cliente principal es el constructor y reformista. Este perfil genera aproximadamente el 85% de nuestras ventas y son los que nos traen el cliente final a nuestras instalaciones. Es cierto que, desde que le hemos lavado la cara al almacén y hemos hecho la ferretería y exposición nuevas, hemos notado un incremento en la venta de particulares, pero no estamos muy enfocados en esta parte.
–¿Qué ventajas aporta el distribuidor tradicional con respecto a las grandes superficies?
—Bueno, por un lado, el trato personal, y por otro lado, la agilidad. Siempre he pensado que no es el cliente el que se tiene que amoldar al almacén, sino que somos nosotros los que, a medida de lo que podemos, nos adaptamos a las necesidades de nuestros clientes. Por este lado, una gran superficie lo tiene más complicado.
–Por último, ¿cuál diría que es el sello característico de Munné i Munné por el que se les conoce en su zona de influencia?
—Servicio y calidad.
